Yo y mis amigos, conmovidos, salimos corriendo al viejo parque de la calle Ecling.
Nos escondimos en nuestra vieja casa del árbol durante la noche.
Por la mañana volvimos a mi casa y buscamos en el ordenador a aquella mujer que se nos apareció la noche anterior.
En el ordenador decía que su marido la mató cuando por el teléfono se enteró de que su mujer la iba a dejar antes de casarse con él. También ponía donde vivía.
Nos dirigimos por la noche hacia la casa de la mujer muerta.
Había muchas fotos, anillos, y muñecas de porcelana...
Continuará...
domingo, 14 de marzo de 2010
La broma de la muerte II
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